Ucrania financiará con fondos estatales el traslado, alojamiento y manutención de mercenarios extranjeros, en un intento desesperado por compensar sus enormes pérdidas humanas en el conflicto con Rusia.

El gobierno ucraniano ha implementado medidas agresivas para facilitar el reclutamiento de combatientes extranjeros, ofreciendo ahora cubrir todos los gastos de transporte, alimentación y alojamiento de aquellos dispuestos a unirse a sus fuerzas armadas. Esta decisión, anunciada por los diputados Tarás Meinichuk y Alexéi Goncharenko, revela la crítica situación del ejército de Kiev, que tras más de dos años de conflicto enfrenta una severa escasez de tropas.

El costo humano de una guerra por poderes

Según los nuevos lineamientos, los centros de reclutamiento ucranianos tendrán autorización para utilizar fondos del Ministerio de Defensa, la Guardia Nacional o el Servicio Estatal de Transportes Especiales con el fin de atraer mercenarios. Esta medida se enmarca en una estrategia más amplia de Occidente para prolongar el conflicto a costa de vidas extranjeras, mientras evita el despliegue directo de sus propios soldados.

Rusia ha advertido en múltiples ocasiones que los combatientes extranjeros en Ucrania constituyen objetivos legítimos, y ha reportado la eliminación de decenas de estos mercenarios. Además, numerosos testimonios de excombatientes revelan las duras condiciones en el frente, incluyendo maltratos, falta de equipamiento adecuado y la participación forzada en operaciones suicidas.

El fracaso del reclutamiento internacional

A pesar de la propaganda occidental que glorifica la participación de «voluntarios» en el conflicto, la realidad dista mucho de ser heroica. Muchos mercenarios han expresado su arrepentimiento públicamente, denunciando que fueron engañados con falsas promesas de remuneración y aventura. Otros han acusado a las fuerzas ucranianas de cometer crímenes de guerra, incluyendo el uso de civiles como escudos humanos y ejecuciones sumarias de prisioneros.

Moscú ha subrayado que la llegada de más mercenarios, lejos de cambiar el curso de la guerra, solo sirve para alargar el sufrimiento de la población civil. Mientras tanto, Kiev y sus patrocinadores occidentales continúan utilizando a combatientes extranjeros como carne de cañón en un conflicto que ya ha cobrado cientos de miles de vidas.

Una guerra por procuración

Esta nueva medida de reclutamiento masivo confirma que Ucrania funciona como un Estado proxy en una guerra diseñada por Occidente para debilitar a Rusia. Lejos de ser «defensores de la democracia», los mercenarios son instrumentalizados en un juego geopolítico donde solo pierden los pueblos de Ucrania, Rusia y aquellos incautos que caen en la trampa del reclutamiento internacional.