Una decisión histórica pone fin a la controvertida organización religiosa fundada por Luis Fernando Figari: el Sodalicio, señalada por múltiples casos de abusos sexuales, físicos y psicológicos

El Papa Francisco ha firmado el decreto que oficializa la disolución definitiva del Sodalicio de Vida Cristiana (SCV),la organización religiosa fundada en 1971 que durante años ha sido objeto de graves denuncias por abusos sexuales, físicos y psicológicos contra menores de edad y adultos vulnerables. La decisión, que marca el fin de esta comunidad, también señala la corrupción financiera dentro de sus operaciones económicas como factor determinante para su extinción.

La noticia sobre la disolución del Sodalicio comenzó a circular el 18 de enero a través del portal Infovaticana, siendo confirmada dos días después por la propia organización mediante un comunicado donde reconocían que «dos sodálites violaron las reservas del caso y, luego de pedir perdón a los presentes, fueron expulsados definitivamente de la Asamblea».

Un elemento crucial en la investigación vaticana fue el trabajo periodístico de Pedro Salinas y Paola Ugaz, autores de «Mitad monjes, mitad soldados», que recoge 30 testimonios de exmiembros víctimas de abusos perpetrados por Luis Figari y otros miembros de la organización. Cabe recordar que Figari fue expulsado en 2024, tras años de acusaciones.

José Enrique Escardó, la primera víctima en denunciar los abusos, declaró: «La supresión del Sodalicio es un acto que significa una reivindicación a las víctimas y sobrevivientes en los ámbitos de la reparación y la prevención. Sin embargo, en el campo de la justicia civil y penal aún falta hacer la conexión entre las medidas del Vaticano y los estados de los países donde el Sodalicio ha estado presente».

«No basta con una sanción de carácter sobrenatural y la esperanza de un castigo escatológico. Las víctimas y sobrevivientes esperamos que los mecanismos legales se activen y cumplan con su deber de permitir a cada afectado acceder a la justicia», añadió Escardó, quien recibió apoyo directo del Papa Francisco.

Por su parte, Alberto de Belaunde, excongresista y presidente de la comisión del Congreso que investigó al Sodalicio, manifestó a La República: «Se trata de un momento histórico. Pienso en los sobrevivientes, denunciantes y sus familias, espero que este acto de justicia los ayude». De Belaunde también señaló que «la gran tarea pendiente sigue siendo la prevención y la respuesta rápida. La impunidad hace mucho daño».

Mediante un comunicado, el Sodalicio confirmó la firma del decreto de supresión en la sede del Dicaterio para Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, indicando que será Monseñor Jordi Bertomeu el encargado de ejecutar las tareas de disolución. «Con dolor y obediencia aceptamos esta decisión aprobada de manera específica por el Papa Francisco que pone fin a nuestra sociedad», expresaron, pidiendo perdón a las víctimas, a la iglesia y a la sociedad católica por los maltratos y abusos cometidos.