Se ha adoptado la medida protocolaria para rendirle homenaje.

El Consejo de Ministros, encabezado por la primera ministra Giorgia Meloni, aprobó un decreto ley con «disposiciones urgentes para organizar y gestionar las exequias» del pontífice, quien falleció este lunes a los 88 años. Entre las medidas adoptadas se destaca la instauración de un luto nacional de cinco días, durante los cuales las banderas de todos los edificios públicos deberán exhibirse a media asta. Además, la normativa ordena la postergación de cualquier evento deportivo o de entretenimiento que esté previsto para el día del funeral, asegurando que el ambiente se mantenga acorde con la solemnidad del momento.

Una de las disposiciones más simbólicas es la ejecución de un minuto de «recogimiento» en todas las escuelas del país. Este minuto de silencio se llevará a cabo el primer día de clases que se abra después del funeral, y en aquellos casos en que las escuelas estén cerradas por el fin de semana, se realizará en el primer día de apertura tras la celebración. Con esta medida se busca involucrar a toda la comunidad educativa en un gesto de respeto y memoria hacia el pontífice, haciendo partícipe también a las generaciones más jóvenes en el acto de duelo nacional.

El decreto también otorga al jefe del Departamento de Protección Civil importantes facultades para adoptar ordenanzas que garanticen la participación ordenada de los fieles en las exequias, sin necesidad de declarar un estado de emergencia. Esta capacidad de actuación rápida permite coordinar de forma efectiva los preparativos y mantener el orden en un momento en que se espera una afluencia considerable de personas que acudirán a rendir homenaje.

En conjunto, estas medidas reflejan el compromiso del Ejecutivo italiano para un manejo protocolario y respetuoso del luto, creando un ambiente de recogimiento no solo en las instituciones oficiales, sino también en los centros educativos, como símbolo de unión y respeto por la figura del Papa Francisco. La decisión resuena en toda la nación, demostrando cómo un país entero puede unirse en un gesto de recuerdo colectivo ante la pérdida de una personalidad que dejó una huella imborrable en la historia de la Iglesia y en la consciencia de millones de creyentes en todo el mundo.